Nunca apagues una chimenea con agua: Lo que debes saber

Precauciones al apagar incendios

Cuando nos enfrentamos a un incendio, nuestra reacción instintiva suele ser recurrir al agua para apagarlo. Durante años, esta idea se ha afianzado en nuestra mente como una solución universal. Sin embargo, no todos los incendios se comportan de la misma forma, y utilizar agua para extinguir algunos de ellos puede resultar contraproducente o incluso muy peligroso. Además, desconocer estas particularidades puede agravar las consecuencias.

En este artículo vamos a profundizar de manera exhaustiva en las situaciones en las que evitar el uso de agua es fundamental, analizaremos por qué no es siempre la mejor opción y exploraremos alternativas más seguras y adecuadas para cada tipo de fuego. Todo ello con un enfoque detallado y práctico que buscará aportar conocimientos útiles para actuar con responsabilidad.

¿Por qué el agua apaga el fuego?

El agua es considerada un agente extintor altamente eficaz gracias a su capacidad para absorber calor y actuar como barrera entre el combustible y el oxígeno. Cuando se vierte agua sobre un incendio, esta absorbe el calor del combustible y se convierte en vapor. Este proceso reduce significativamente la temperatura del material en combustión, eliminando uno de los tres componentes esenciales del fuego: el calor.

Además, el vapor de agua generado por este proceso ayuda a desplazar el oxígeno cercano a las llamas, dificultando aún más la continuidad del incendio. Sin embargo, estas mismas propiedades que hacen del agua un buen extintor en ciertos escenarios pueden volverse peligrosas en otros, como veremos a continuación.

Situaciones en las que nunca debes usar agua

Aunque el agua es útil en muchos casos, hay ciertas situaciones en las que su uso está completamente contraindicado debido a los riesgos que puede generar.

Incendios provocados por aceite o grasa

Uno de los casos más comunes en los que nunca debemos emplear agua es en incendios producidos por aceite o grasa, típicos en cocinas. Cuando el agua entra en contacto con aceite caliente, esta se vaporiza de forma instantánea, arrastrando consigo pequeñas gotas de grasa inflamadas. Este fenómeno puede causar la rápida propagación del fuego y representar un grave peligro para las personas cercanas.

¿Cómo actuar? En lugar de usar agua, lo mejor es cortar el oxígeno que alimenta las llamas cubriendo la sartén con una tapa metálica. También puedes utilizar bicarbonato de sodio o sal para sofocar el fuego si no se dispone de un extintor de clase K, diseñado específicamente para incendios en cocinas.

Fuegos eléctricos

Los incendios eléctricos son otra categoría en la que el agua debe evitarse a toda costa. El agua es conductora de electricidad, por lo que verterla sobre un aparato en llamas puede provocar electrocuciones. También puede dañar aún más el equipo y aumentar las posibilidades de propagación del fuego.

¿Qué hacer? Lo primero es cortar el suministro eléctrico desde el cuadro principal. A continuación, usa un extintor de clase C o de CO2, que son seguros y eficaces en este tipo de incendios.

Fuegos provocados por gas o gasolina

Los líquidos inflamables como el gas o la gasolina pueden reaccionar peligrosamente al contacto con el agua. En lugar de extinguir el fuego, el agua puede desplazar estos líquidos, extendiendo el incendio. Además, algunos productos químicos pueden generar explosiones al entrar en contacto con el agua.

Alternativas: En este tipo de incendios, utiliza extintores de clase B o espuma AFFF, que forman una capa sobre el líquido inflamable y evitan que las llamas se reaviven. Si no dispones de un extintor, intenta asfixiar las llamas utilizando arena o tierra.

Entendiendo los tipos de fuego

Para saber cómo actuar ante un incendio, es crucial comprender los distintos tipos de fuego y los métodos más adecuados para extinguirlos.

  • Clase A: Incendios causados por materiales sólidos como madera, papel, o textiles. El agua es eficaz en este caso.
  • Clase B: Fuegos generados por líquidos inflamables como pintura, aceite o gasolina. Aquí el agua no debe usarse.
  • Clase C: Incendios eléctricos sobre equipos conectados a la red. En estos casos, el agua es peligrosa.
  • Clase D: Fuegos químicos causados por metales combustibles como magnesio o sodio. Solo extintores especializados son efectivos aquí.

Cómo evitar que un incendio empeore

En cualquier situación, la prevención siempre será tu mejor aliada. Mantén extintores en lugares estratégicos de tu hogar o lugar de trabajo, y asegúrate de que sean los adecuados para cada tipo de fuego. Además, realiza revisiones periódicas a tus instalaciones eléctricas y manipula con precaución los líquidos inflamables.

Si el incendio se sale de control, evacúa la zona de inmediato y llama a los bomberos. Recuerda nunca poner en riesgo tu seguridad ni la de los demás intentando apagar un fuego que no puedes controlar.

Cuando se trata de apagar incendios, no todas las soluciones son adecuadas para todos los escenarios. Utilizar agua de forma indiscriminada puede agravar la situación, poniendo en peligro vidas y bienes. Conocer las características de los diferentes tipos de fuego y actuar en consecuencia marcará la diferencia entre un incidente controlado y una tragedia.


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